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miércoles, 24 de febrero de 2010

Cuba, un país sin prensa

Cuba, un país sin prensa: Orlando Zapata Tamayo en el pasaje del silencio

22.2.10
Pasaje del silencio
El caso de Orlando Zapata Tamayo pone de nuevo sobre la mesa el débil músculo de solidaridad iternacional que apoya un verdadero cambio de tendencia en La Habana, el fin de la tiranía y el reestablecimiento de un orden democrático y un auténtico Estado de derecho. En definitiva, un sistema que respete al individuo por encima de cualquier consideración ideológica. Es por defender esto que Zapata Tamayo está en la cárcel y es por esto que hoy su vida está en peligro.

Zapata está muriéndose en un hospital de La Habana después de unos 80 días de huelga de hambre y el caso no ha despertado ni tan siquiera el interés de la prensa acreditada en la Isla, a excepción de la agencia Efe, y El País, que ha publicado nota a través de una periodista, Maite Rico, que no está en Cuba, sino en la redacción, en Madrid. Incluso medios que podrían estar sensibilizados por el caso no han ofrecido información al respecto, si no, consulten en ABC.

¿Me pregunto dónde están las notas de Mauricio Vicent (El País) o Fernando García (La Vanguardia)? En las redes sociales, Twitter y Facebook, una comunidad de cubanos, del interior y el exterior de la Isla, se han movilizado para dar voz a esta calamitosa situación sobre la que, una vez más, nadie tiene intención de escuchar ni atender. Han informado como han podido periodistas independientes perseguidos y bloggers repudiados.

Muchos de estos mismos cubanos que hoy extienden a través de los medios que tienen a su alcance (blogs y redes sociales) esa necesidad de reclamar y exigir justicia para con Orlando Zapata y para con todos los presos de conciencia y políticos en general, expresaron también, cuando fue el caso, su solidaridad con Aminatou Haidar, la disidente saharaui que hizo huelga de hambre en un aeropuerto español hasta que las autoridades marroquíes permitieron de nuevo que entrara al país.

La enérgica protesta y la cobertura mediática que se desató entonces es comprensible. De hecho, ver cómo un gobierno está dispuesto a dejar morir a una persona por el simple hecho de no estar de acuerdo con las ideas que representa, tiene que ser hoy suceda donde suceda una noticia de primera plana. Lo ha sido en el caso del pueblo saharauí pero, en cambio, en el caso del pueblo cubano y de Orlando Zapata el silencio cómplice nos invade.

No importa que haya miles de personas pendientes de esta situación en las redes sociales y en los blogs: los cubanos en el exilio y los ciudadanos sensibilizados por el caso cubano. Incluso ni así parece que la muerte de un disidente cubano pueda importar a los periodistas acreditados en la Isla que, en estos días, no han hablado del tema.

Definitivamente, Cuba es un país sin prensa (los pocos periodistas que hay están o en la cárcel o trabajando en condiciones tremendamente difíciles), es un país que sólo dispone de órganos de propaganda, y uno de los grandes logros de la dictadura es el haber convertido el puesto de corresponsal acreditado en un elemento más de su imperiosa máquina propagandística. Lejos de censurar su gestión, el corresponsal extranjero en Cuba contribuye a esconder su ineficiencia y a ocultar la larga lista de miserias y atropellos que genera.

Creo, sinceramente, que los corresponsales en la Isla, comprobados los resultados que dan, son totalmente innecesarios. Las empresas informativas europeas pueden ya recortar gastos por allí. Con el Granma, y el esfuerzo de los periodistas independientes o bloggers perseguidos, tenemos más que suficiente.

2 comentarios:

Maria dijo...

Yo también me pregunto a qué se dedica el corresponsal de El Pais (no sigo La Vanguardia); a qué juega el ABC y para qué se hizo la edición de El Mundo América.
Un saludo.

Anónimo dijo...

SIETE PASOS PARA MATAR A ORLANDO ZAPATA TAMAYO

Febrero 24, 2010 por Luis Felipe Rojas
Estoy aún bajo los efectos del dolor por esa muerte evitable y la impotencia por no asistir a las honras fúnebres debido a la impedimenta policial, pero eso no me ha limitado para decir que de todas maneras esto que aquí expongo me parecen los siete pasos finales por los que avanzó la maquinaria represiva para matar a Zapata.


1-Armar ese teatro parajurídico que llegó a imponerle 63 años de condena de cuatro iniciales por desacato.


2-Las golpizas continuas acompañadas de palabras obscenas e insultos a su raza y región donde vivía (negro de m…, guajiro de m…)


3-La ubicación en cárceles tan distantes de la vivienda de su madre (Prisión Kilo Cinco y Medio en Pinar del Río, Prisión Kilo 8 en Camaguey)


4-.Las golpizas de noviembre del 2009 en la cárcel de Holguín cuando lo derribaron de un cabillazo en una pierna y le dejaron la huella en la rodilla y que hoy ha podido ver de nuevo su madre cuando abrió el féretro allá en su casita de Banes y también descubrió que había otras marcas de los tonfazos que seguramente recibió meses atrás.


5-.El traslado forzoso a Camaguey y el robo de sus pertenencias el 3 de diciembre donde le confiscaron los únicos alimentos que él comía en la prisión. Esto fue el hecho que lo determino a declararse en huelga de hambre.


6-Retirarle el agua por 18 días en medio de la huelga aún cuando el había declarado que se declaraba en huelga de hambre pero que solo tomaría pequeñas cantidades de agua.


7-La maniobra de llevarlo de un hospital de Camaguey a una sala de penados en el Oeste de la Habana, sala que no tiene condiciones para albergar presos en estado de gravedad.
Me falla el poder de análisis en este caso, pero por favor no sigan diciendo que al gobierno se le fue la mano. La orden de ejecución estaba dada desde la oficina del general Raúl Castro Ruz.

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