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lunes, 24 de enero de 2011

Otro Motivo por el cual lanzar las velas al mar

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Los mil y un intento
 

jurisconsultocuba
 
| 24 enero, 2011 at 8:54 PM | Categorías: Decreto Ley 194
 
, Delito de salida ilegal
 
, Emigración
 
, Libertad de Circulacion
 
, Permiso de entrada y salida
 
| URL: http://wp.me
 

 
Los que conocen en el barrio a Pedro Luis García, lo llaman “el balserito”, por la cantidad de intentos de fuga del país, por vía marítima. Hasta hoy no ha logrado llegar a su meta, pero afirma no cesara en su empeño y que la única manera de detenerlo es meterlo preso.

Incluso recita de memoria el artículo 13 de la declaración Universal de los Derechos humanos, al ritmo del rap: “toda persona el derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado, a salir de cualquier Estado, incluso del propio, y a regresar a su país”. Algunos lo tildan de loco.

En Cuba, la salida o entrada al país, está sometida a requisitos legales, que de ser incumplidos, constituyen un delito castigado con multas de 300 a 500 mil pesos, o penas de hasta 3 años de privación de libertad, pudiendo llegar hasta 8 años, si se emplea violencia o intimidación en las personas, o fuerza en las cosas.

Nadie creería que “el balserito”, con un poco más de un metro y medio de estatura y menos de 100 libras de peso corporal, haya resistido 14 intentos de salida ilegal del país. Nueve de sus intentos, ocurridos entre 1998-2004, fueron frustrado por las autoridades norteamericanas.

Fue devuelto en cumplimiento de los acuerdos migratorios existente entre ambas naciones en 1994, después del segundo éxodo del Mariel. En aquel entonces, el joven de 28 años, era apenas un adolecentes de 12.

A pesar de ser un delito, Pedro Luis nunca, fue sancionado por ese motivo. El estado cubano, en cumplimiento del tratado bilateral, se comprometió a suspender la aplicación de sanciones judiciales contra los balseros que fueran repatriados a la isla.

En 4 de sus últimos intentos, tuvo que voluntariamente regresar, por mal estado técnico de la embarcación rustica, mal llamada “balsa”. En el más reciente, hace menos de 8 meses, fue atrapado infraganti por las Tropas Guardafronteras cubanas, a nueve millas de de las costas de la isla.

Aunque, sucedió lo mismo que veces anteriores, cuando lo regresaban a su casa, esta vez fue diferente. Justo un mes después le notificaron una resolución de la Capitanía del Puerto de la Habana en la que le imponían, a él y a cada uno de sus compañeros de viajes, una multa de 8 mil pesos por incumplir las regulaciones sobre posesión y manipulación de embarcaciones.

Habían incurrido en 4 infracciones de las 14 que tipifica Decreto ley 194 “De las infracciones sobre la tenencia y operación de embarcaciones en el territorio nacional”, calificadas por la propia disposición, como muy graves.

Los multaron por construir embarcaciones sin autorización, utilizar en ello medios de procedencia ilícita, operarla sin estar inscrito en la Capitanía de Puerto y navegar por las aguas territoriales sin permiso.

La disposición emitida por el Consejo de Estado, faculta a la Capitanía de Puerto a aplicar el decomiso y multas administrativas, cuya cuantía van desde 500 pesos hasta 10 000, y dependen de la calificación que reciba las infracciones: leves, graves y muy graves. También se castiga la reincidencia o la comisión de varias contravenciones.

Pedro no lo esperaba, de hecho, ni siquiera sabía que existía tal norma. Tampoco entiende por qué la resolución del Capitán de Puerto no hizo referencia a la salida ilegal del país. “Bueno, si no es por una, es por otra, ellos siempre guardan un as bajo la manga”, comenta.

De todas forma no tiene ingresos ni bienes, con que enfrentar el pago de la contravencion. El balserito está convencido que debe seguir intentando huir del país. “Es mejor morir en el intento que deseando haberlo hecho, incluso es mucho mejor que terminar en prisión por no haber pagado una multa. Hasta los mil y un intento”, concluye.

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