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lunes, 8 de agosto de 2011

En el Noveno Círculo de Dante « El Pequeño Hermano

En el Noveno Círculo de Dante « El Pequeño Hermano

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

En el Noveno Círculo de Dante

16 sep

Uno de los méritos que a mi juicio podría atribuírsele al Gobierno de Raúl Castro, desde que éste asumiera en el 2008 la presidencia de la Isla, es su evidente preocupación por el ámbito económico nacional.

Siendo conservadores, creo que en apenas 2 años el General de Ejército ha mostrado de forma pública mucho más interés y voluntad de cambio en el sector económico, que Fidel en la toda la última década de su mandato oficial.

¿Tímidas, insuficientes, ingenuas medidas? Quizás. Pero lo cierto es que todo es preferible antes que estatismo.

Esta preocupación presidencial podría estar motivada por dos razones específicas:

1. El país que ha encontrado Raúl no se parece en nada a aquel hervidero de efusividad y disposición revolucionaria, a la sociedad henchida de fe que presidió su hermano por algunas décadas.

En su caso, el General de Ejército ha encontrado una nación con evidentes signos de angustia, altísimos índices de ilegalidad, una productividad maltrecha, y sobre todo: ha encontrado una nación con un peligroso descontento que puede apreciarse en prácticamente todas las esferas.

El interminable éxodo de deportistas, médicos, artistas; las astutas y degradantes triquiñuelas cubanas para hacerse con una nacionalidad española y poderse mudar de país, junto con la delincuencia disfrazada de prácticas comunes, son muestras inobjetable de ello.

2. Y por otra parte, según cierto secreto a voces, el General posee un temperamento pragmático, distanciado de las epopeyas idílicas y las fantasías sociales, que de seguro a donde primero le ha llevado es a detenerse en la ruina incontenible de la economía nacional.

Claro está, hablar de méritos en este sentido resulta demasiado extremo. ¿O es que acaso merece aplausos el hijo que respeta su madre, o que vela por su salud? ¿Se puede hablar de méritos en un comportamiento ciudadano que rechace el robo o la pedofilia? ¿No son estos deberes imprescindibles que se contraen per se? Creo que aquello que es obligación de cada cual, no amerita reconocimientos.

De igual manera, creo que si bien es atendible el esfuerzo de Raúl por reactivar la economía cubana, también es muy cierto que son las funciones primarias, básicas, de cualquier gobernante. Es su obligación. Máxime, si partimos de entender que cualquier forma de Gobierno en la contemporaneidad, no debería poseer otra función que velar por el correcto desempeño de los procesos sociales, y garantizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos.

Esto no lo digo yo. Desde el Siglo XVIII lo dijo Jean Jacques Rousseau en el monumento filosófico que dio en llamar “El Contrato Social” (junto con “El Capital”, de Karl Marx, el más célebre e influyente libro de filosofía política que se haya escrito jamás).

Otro elemento a tomar en cuenta para valorar con justeza la voluntad de transformación económica por parte del Gobierno actual, es la propia responsabilidad que posee el Estado cubano en este sentido. A mi juicio, no hay diferencia con un cirujano que, luego de equivocar la intervención quirúrgica con un paciente determinado, decide luego tomarse especial interés en su evolución y tratamiento futuro.

Según las sabias palabras de una autoridad eclesial con quien recientemente conversé: “Mientras mayor cuota de poder acumula un gobernante en un país, y mientras menos posibilidad se le da al ciudadano común de decidir sus propios destinos, mayor responsabilidad contrae con la sociedad y con la Historia aquel que detenta ese poder”.

Bajo un sistema como el cubano, donde cerca del 95 porciento de los empleos corren por parte del Estado, y donde el margen para administrar la economía personal es apenas nulo, ¿a quién se puede responsabilizar por la caótica situación que presenta la economía nacional?

Ahora bien, el principal problema que en mi criterio puede advertirse detrás de este esfuerzo por inyectarle vitalidad a una economía cuadripléjica, es la falta de una perspectiva clara en el sentido de adónde conducirán esas medidas.

En economía no existen los milagros. Nada ocurre porque sí. Todo progreso factible en este sector es consecuencia de la aplicación de medidas acertadas que a mediano o largo plazo se traducen en desarrollo.

En 1923, como producto de una severa inflación, el marco alemán se cotizaba a 4.200 millones por cada dólar. Si los cubanos sabemos lo que representa un cambio de 25 pesos cubanos por cada convertible, resulta casi imposible imaginar lo que representaba aquella cifra. Citando palabras de un ilustre economista: “El marco alemán no tenía ningún valor”.

La acelerada revitalización del país, lo que luego algunos dieron en llamar el “milagro alemán”, no fue milagro en lo absoluto. Fue el resultado de acertadas políticas económicas que condujeron aquella nación arruinada -que aún debería pasar por otra Guerra Mundial- a lo que es hoy: una indudable potencia.

En nuestro continente, el caso de dos países en particular, Brasil, y Chile, confirman este mismo principio. No ha sido benevolencia divina, ni trabajo a punta de pistola, ni afortunada casualidad, lo que ha llevado a estas dos naciones dentro de un continente pobre, a sobresalir por sus elevaciones del nivel de vida promedio.

Han sido, nuevamente, sólidas decisiones en el terreno de la economía, lo que han propiciado que sobre todo Chile pueda convertirse muy pronto en la única nación latinoamericana en formar parte del llamado Primer Mundo.

¿Por qué traigo esto a colación?, pues porque a ratos resulta evidente que en Cuba el esfuerzo no va acompañado de la claridad, y ya sabemos que de buenas intenciones también está empedrado el camino del Infierno.

Primero, como plan para reanimar la productividad, se les aumentó en 5 años el período laboral para la jubilación a los trabajadores de todo el país. Quienes casi llegaban a su retiro, debieron sumarle más años a su esfuerzo. Trabajadores, en su mayoría, desmotivados y descontentos por la imposibilidad de prosperar económicamente tras 25 años de sacrificios.

Sin embargo, la nueva Ley se aprobó. Todos sabíamos que la consulta popular era otro juego a la democracia, con el mismo entusiasmo y seriedad que ponen los niños en sus juegos a mamá y papá.

Puestos a hablar de leyes, podría mencionarse el consabido Índice de Peligrosidad Predelictiva, donde se recogen sanciones, entre otros, para aquellos ciudadanos sin vínculo laboral verificable.

Es decir: se les aplica una penalización antes de cometer un delito, en este caso por no trabajar y ser propensos a delinquir. (Siempre he pensado que el argumento del film “Minority Report”, de Steven Spielberg, donde la policía del precrimen detenía antes de que ocurriera la violación, se le ocurrió al genial director tras su visita a La Habana).

Pero sucede que ahora el propio Presidente Raúl Castro, durante su discurso de clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, admite que, según cuentas autorizadas, más de 1 millón de plazas laborales deberán recortarse en función de aumentar la productividad.

Claro y sin matices: a la calle (en otros tiempos habríamos dicho “a la caña”) un millón de personas que no producen. La Central de Trabajadores de Cuba acaba de anunciar el recorte de medio millón de puestos antes de abril del próximo año.

Con este trasfondo, resulta imposible no pensar: “Primero, se multa o encarcela al que no trabaja; después, se le extiende el plazo para su jubilación a los que más años de empleo acumulan; y ahora, ¡resulta que se pone de patitas en la calle a medio millón de trabajadores en apenas unos meses! ¿Pero quiénes toman las decisiones en nuestro país?”

No es de por sí la voluntad de cambio, la revisión de estrategias, lo que puede salvarnos de la ruina en que desde hace mucho estamos sumergidos. Ese es un buen primer paso. Pero no más que eso. El drogadicto debe comenzar por asumir su adicción, como primer punto, para lograr la futura desintoxicación. Pero con sólo asumirlo no pasa de ser un individuo “autocrítico”. Necesita tomar buenas decisiones para librarse de la droga.

Creo que nunca antes, como ahora, el Gobierno cubano tiene la posibilidad real, objetiva, de dar un timonelazo y empezar a trasfundir nuestra economía, que es lo mismo que trasfundir al cubano necesitado. Pero hacerlo con verdadera voluntad, y verdadera precisión.

Vale la pena recordar, como sutil advertencia, que el peor sitio del Infierno, el noveno círculo, lo destinó Dante Alighieri en su “Divina Comedia” para los traidores a la Patria que en tiempos de crisis cerraron la boca o se cruzaron de brazos

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