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viernes, 23 de diciembre de 2011

Castro No dio el Regalo de Navidad: creó una Matriz de Opinión para sondear y se dio cuenta que tiene que ser más profunda.

Castro No dio el Regalo de Navidad creó una Matriz de Opinión para sondear y se dio cuenta que tiene que ser más profunda la mal llamada "Reforma Migratoria"

Los Derechos No se Reforman se garantizan o se conquistan con el filo del machete, así nos los enseñó Antonio Maceo, el Titán de Bronce.

Cubanos esperan con ansiedad una reforma migratoria

Un niño espera en el aeropuerto de Miami el embarque de su vuelo a Cuba. | AP

Pudiera acabar con los permisos de salida y entrada

La prensa oficial no ha confirmado nada

Los blogueros oficiosos se hacen eco de la reforma

Rui Ferreira | Miami

Actualizado viernes 23/12/2011 15:59 horas

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En medio de rumores y versiones encontradas, los cubanos en la isla y en Miami, esperaban este viernes el anuncio de una posible reforma migratoria por parte del presidente Raúl Castro.

Castro se encuentra reunido con el parlamento en la última sesión del año 2011, y aunque la prensa oficial no ha dado ningún indicio de que la reforma migratoria sea un hecho, varios portavoces oficiosos y blogueros, gubernamentales y de oposición, han echado leña al fuego, a punto de que en los dos lados del estrecho de Florida no se habla de otra cosa estas Navidades.

"La gente aquí está a la expectativa. Lo que quieren es que se acabe esta espera y a ver si acaban con la tarjeta blanca de una puñetera vez", dijo a ELMUNDO.es, un profesor jubilado en La Habana.

La dichosa tarjeta

Actualmente, los cubanos necesitan de un permiso del Gobierno para viajar al exterior. Si inmigran definitivamente, pierden todas sus pertenencias y solo pueden volver tras recibir un permiso temporal de ingreso.

El final de ese permiso de viaje al exterior, conocido como "la tarjeta blanca", es un reclamo de la sociedad cubana desde siempre, pero ha tomado una inflexión particular desde que Raul Castro tomó las riendas del poder el año 2008.

Personajes públicos como el cantautor Silvio Rodríguez han abogado por la eliminación de la tarjeta blanca. En una entrevista con el semanario Trabajadores, en septiembre pasado, el cantautor dijo que aspira "a ver pronto esa reforma migratoria que se anuncia".

"Seguro que no va a ser perfecta y deberá sufrir modificaciones, pero lo que no empieza no puede progresar", agregó Rodríguez, para quien "es muy doloroso que haya tanta gente queriendo regresar a su país y que no pueda. Eso me parece inadmisible".

El cantautor se refirió a "los que se quieren ir y no pueden" y dijo aspirar también a que "nadie sea discriminado por sus ideas, por sus sentimientos, creencias, color o preferencia sexual".

Raúl Castro conversa con el vicepresidente Machado Ventura, en el Parlamento. | AP

Ansiedad en Miami

La reforma del sistema migratorio cubano también es esperada con ansiedad en Miami, donde residen casi 800.000 inmigrantes y exiliados, 300.000 de los cuales viajaron el año pasado a la isla, tras el levantamiento de las restricciones de viajes y envío de remesas por parte de Obama.

Aunque es temprano para saber cuantos viajaron este año, varios ejecutivos de agencias de viajes especializadas dijeron a ELMUNDO.es que la cifra puede ser mayor, teniendo en cuenta que en el 2011 los vuelos a la isla fueron ampliados a otros aeropuertos, como Atlanta, Tampa, Oakland, San Juan, además de los existentes desde Miami, Nueva York y Los Ángeles.

El viernes las salas de embarque del aeropuerto de Miami no parecían dar abasto para los cinco vuelos a Cuba que se aprestaban a despegar, porque este año los cubanos parecen estar volando en masa a pasar las fiestas de Navidad y fin de año con sus familiares.

Rodeados de decenas de paquetes, envueltos en cintas plásticas verdes o transparentes, que indicaban contener medicinas, comida y ropa, el viernes unos 1.000 cubanos intentaban despachar sus pertenencias y montarse a los aviones.

"Yo voy a Cuba todas las Navidades a ver a mi madre, mis hermanos y llevarles todos los regalos que quieren. Para eso trabajo el año entero", dijo Rosa Suárez, empleada en una tienda de ropas en la ciudad de Hialeah, dentro del área metropolitana de Miami.

A su lado, los hermanos Miguel y María de los Santos Álvarez, hablaban frenéticamente por teléfono con sus padres, que salieron hacia La Habana el día anterior, para también pasar las fiestas con los suyos.

"Nosotros solo conseguimos cupo hoy, pero no importa, vamos a estar todos juntos", dijo Miguel.

Los muleros

Tal como sus compatriotas en la isla, los cubanos en Miami no tienen una idea de cómo será la reforma migratoria en su país, pero muchos esperan que les facilite la vida.

"Espero que acabe con esa idiotez de los permisos de entrada para nosotros. Eso es una tontería que no tiene pies ni cabeza. Y menos ahora que Obama acabó con las restricciones", dijo Nicolás Martínez Oroza, quien admite que viaja a la isla varias veces al año, y muchas veces apenas para transportar mercancía por cuenta de otros.

A personas como Nicolás, el sector más conservador de la inmigración cubana les llama "muleros", con cierto tono despectivo, y los acusan de colaborar con el régimen.

"Esa gente quiere lucrar a cuenta del dolor de los cubanos", explica Manolo Jaime, un anciano radical cubano, "intransigente, a mucha honra", que reclama desde una silla en el restaurante Versailles, en el corazón de la Pequeña Habana, el honor de ser "un anticomunista de primera hora, porque llegué aquí en el año 1959".

En su opinión, los "muleros" tienen la vida facilitada por el régimen cubano, porque le aporta "la plata que necesita para seguir reprimiendo al pueblo".

Pero gente como Nicolás, asegura que no, que de lo que se trata es "subvencionar" lo que él llama, "un viaje puramente familiar".

"La gente me pide que yo lleve cosas a su familia, y yo cobro por eso, así el viaje me sale más barato o gratis. Pero yo entrego la mercancía y el dinero directamente a la gente, no al Gobierno", sostiene, con convicción.

Según Nicolás, la aduana en la isla ya lo conoce pero no tiene contemplaciones. "Me registran todo, me pesan todo y me cobran todo lo que hay que cobrar. Hasta ahora no me han perdonado nada", asegura.

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