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viernes, 13 de abril de 2012

Serie VII: ¿DE DÓNDE SE DERIVA EL PODER?

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

DE LA DICTADURA
A LA
DEMOCRACIA
Un Sistema Conceptual para la Liberación
por
Gene Sharp
Traducción al Español por Caridad Inda



¿DE DÓNDE SE DERIVA EL PODER?
Conseguir la libertad con paz, por supuesto que no es tarea fácil. Va
a requerirse para ello una gran destreza estratégica, organización y
planificación. Sobre todo, requiere poder. Los demócratas no pueden
esperar derribar la dictadura y establecer la libertad política sin la
capacidad de ejercer su propio poder en forma eficaz.

¿Pero cómo es posible esto? ¿Qué clase de poder podrá la
oposición democrática  movilizar  para destruir la dictadura y su vasta
red militar y policiaca? La respuesta se encuentra en una com-
prensión del poder político generalmente ignorada. Llegar a este
conocimiento intrínseco no es tarea demasiado difícil. Algunas
verdades fundamentales son muy sencillas.
La fábula del "Amo de los Monos"
Una parábola china del siglo XIV, atribuida a Liu Ji, por ejemplo,
destaca muy bien esta interpretación descuidada acerca del poder
político:7
En el estado feudal de Chu, un viejo vivía de tener monos
a su servicio. Las gentes lo llamaban "ju gong": el Amo de
los Monos.
Todas las mañanas el viejo reunía a todos los monos en su
patio y ordenaba al más viejo que condujera a los demás a
la montaña a recoger fruta de los árboles y matas. La regla
era que cada mono tenía que darle al viejo la décima parte






7Esta historieta, originalmente titulada "Rule by Tricks" ("Gobernar por Tretas"), es
del Yu-Li-Zi, de Liu Ji (1311-1375). La traducción original se publicó en Nonviolent
Sanctions: News from the Albert Einstein Institution (Sanciones Noviolentas: Noticias
de la Institución Albert Einstein), (Cambridge, Mass.) Vol. IV, No. 3 (Invierno 1992-1993) p. 3.



de lo que recogiera. Los que no lo hacían eran brutalmente
azotados. Todos los monos sufrían amargamente, pero
no se atrevían a protestar.
Un día, un monito les preguntó a los otros; "¿Fue el viejo
quien sembró los árboles y las matas?" Los otros le
respondieron: "No; brotaron solos." El monito les dirigió
otra pregunta: "¿No podemos nosotros coger la fruta sin
permiso del viejo?" Los otros replicaron: "Sí, todos
podemos hacerlo." El monito siguió: "¿Entonces por qué
tenemos que depender del viejo? ¿Por qué tenemos que
servirlo?"
Antes que el monito hubiera terminado su discurso todos
los monos de pronto se sintieron iluminados, y
despertaron.
Esa misma noche, al observar que el viejo se había quedado
dormido, los monos rompieron las barreras del vallado
donde se hallaban encerrados, y destruyeron el recinto por
completo. También se apropiaron de cuanta fruta el viejo
tenía guardada y se la llevaron al bosque, y nunca más
volvieron. Al fin el viejo murió de inanición.
Yu-Li-Zi dice: "Algunos hombres en el mundo gobiernan
a su pueblo mediante tretas y no por principios rectos.
¿No son éstos iguales al amo de los monos? La gente no
se ha dado cuenta de su embrutecimiento. Apenas se les
ilumine el conocimiento, las tretas dejarán de funcionar."

Los recursos que necesita el poder político
El principio es sencillo. Los dictadores requieren la ayuda de los
gobernados, sin la cual no pueden ni disponer de las fuentes de poder
ni conservarlas. Entre las fuentes del poder político se encuentran
las siguientes:
La autoridad - la creencia entre la gente de que el régimen es
legítimo y que tiene el deber moral de obedecerlo;
Los recursos humanos - la cantidad e importancia de las per-
sonas y grupos que obedecen a los gobernantes, cooperan
con ellos o los apoyan;
El conocimiento y las destrezas - los que el régimen necesita
para llevar a cabo acciones específicas, y que le son sumi-
nistrados por las personas y grupos que cooperan con él;
Los factores intangibles - los factores sicológicos e ideológicos
que pueden mover a la gente a obedecer y apoyar a los
gobernantes;
Los recursos materiales - hasta qué punto controlan los
gobernantes la propiedad o tienen acceso a ella, los recursos
naturales, el sistema económico y los medios de
comunicación y transporte; y
Las sanciones - castigos con los que se amenaza, o que se
aplican a los desobedientes o a los que no colaboran, para
asegurar su sumisión y cooperación, necesarias ambas para
que exista el régimen y para que ponga en práctica sus
políticas.
Todas estas fuentes, sin embargo, dependen de la aceptación
del régimen, del sometimiento y obediencia de la población al mismo
y de la cooperación que le brindan innumerables personas y muchas
de las instituciones de la sociedad. Estas fuentes no están
garantizadas.

Una plena cooperación, obediencia y apoyo, harán s
asequibles los recursos que el poder necesita, y, en consecuencia,
fortalecerán la capacidad de obrar de cualquier gobierno.


Por otra parte, el negarles a los agresores y dictadores la
cooperación popular e institucional disminuye y puede anular el

acceso a las fuentes de poder de las que dependen los gobernantes.
Sin acceso a tales recursos, el poder de los gobernantes se debilita, y
finalmente se disuelve.

Naturalmente, los dictadores son sensibles a las acciones o ideas
que amenazan su capacidad de obrar como les la gana. Por lo
tanto, ellos están dispuestos a amenazar y castigar a quienes los
desobedezcan, les hagan huelgas o dejen de cooperar con ellos. No
obstante, aquí no acaba el cuento. Ni la represión ni cuantas
brutalidades se cometan siempre resultan en la recuperación del
grado de sumisión y cooperación que el régimen necesita para
funcionar.

Si, a pesar de la represión, se pueden restringir o recortar du-
rante un tiempo suficiente los recursos de los que depende el poder,
los resultados pueden ser la incertidumbre y la confusión dentro de
la dictadura. Es probable que sobrevenga entonces un notable
debilitamiento de su poder. Con el tiempo, el quitarle los recursos
al poder producirá la parálisis y la impotencia del régimen y, en
casos muy severos, su desintegración. El poder de los dictadores se
ira muriendo, lenta o rápidamente, de inanición política.

Por lo tanto, el grado de libertad o tiranía que existe bajo
cualquier gobierno es en gran medida un reflejo de la relativa
determinación de los súbditos de ser libres , y de la voluntad y
capacidad de éstos de ofrecer resistencia a los esfuerzos que el
gobierno haga por esclavizarlos.

Contradiciendo la opinión popular, aún las dictaduras
totalitarias dependen de la población y las sociedades que gobiernan.
Como apuntó el politólogo Karl W. Deutsch en 1953:


El poder totalitario es fuerte sólo si no tiene que ejercerse
con mucha frecuencia. Si el poder totalitario tiene que
imponerse sobre toda la población y en todo momento,
no es probable que se mantenga vigoroso por mucho
tiempo. Como los regímenes totalitarios requieren más
poder que cualquier otro tipo de gobierno para
relacionarse con sus gobernados, tienen una necesidad
mayor de que los hábitos de sumisión estén más amplia y firmemente extendidos entre su pueblo. Más aún, tienen,
en caso de necesidad, que poder contar con el apoyo activo
de porciones significativas de la población.8
John Austin, el teórico inglés del siglo XIX, describió la situación
de una dictadura que se enfrentara a un pueblo descontento. Aus-
tin argumentaba que si la mayoría de la población estaba decidida a
destruir al gobierno, y se hallaba dispuesta a soportar la represión
que le impusiera por ello, entonces el poder del gobierno, incluyendo
aquellos que lo apoyaban, no podría preservar al odiado régimen,
inclusive si recibiera ayuda del extranjero. No se podría someter de
nuevo al pueblo desafiante a la obediencia y la sumisión
permanentes, concluía Austin.9

Mucho antes, Nicolás Maquiavelo había explicado que el
princípe "... que tiene a todo el pueblo por su enemigo, nunca puede
estar seguro, y mientras mayor sea su crueldad, más débil se irá
volviendo su régimen".10

La aplicación política de estos principios la demostraron en la
práctica los heróicos noruegos que resistieron la ocupación nazi, y,
como se mencionó en el Capítulo Uno, los valientes polacos,
alemanes, checos, eslovacos y muchos más que resistieron la agresión
comunista y su dictadura, y que finalmente contribuyeron a producir
el desmoronamiento del régimen comunista en Europa. Este, por
supuesto, no es un fenómeno nuevo. Los casos de resistencia
noviolenta se remontan por lo menos hasta el año 494 a. de C., cuando
los plebeyos les negaron su cooperación a sus amos, los patricios
romanos.11 Los pueblos en Asia, Africa, las Américas, Australasia y

8Karl W. Deutsch, "Cracks in the Monolith" ("Grietas en el Monolito"), en la edición
de Carl J. Friedrich de Totalitarianism (El Totalitarismo), (Cambridge, Mass: Harvard
University Press, 1954), pp. 313-314.
9John Austin, Lectures on Jurisprudence or the Philosophy of Positive Law (Conferencias sobre Jurisprudencia o Filosofía del Derecho Positivo), (5ta. edición, revisada y editada por Robert Campbell, vol 2, Londres: John Murray, 1911 (1861 ) Vol 1 P 296.
10Niccolo Machiavelli "The Discourses of the First Ten Books of Livy" ("Comentarios
a las Décadas de Tito Livio"), en The Discourses of Niccolo Machiavelli (Los Comentarios de Niccolo Machiavelli), (Londres: Routledge y Kegan Paul, 1950), Vol 1, p 254.
11Ver Gene Sharp, The Politics of Nonviolent Action (La Política de la Acción Noviolenta), (Boston: Porter Sargent, 1973), p 75 Y aquí y allá se encontrarán otros ejemplos históricos.



las islas del Pacífico, así como en Europa han empleado la lucha
noviolenta en distintos momentos.

Tres de los factores más importantes para determinar hasta qué
grado estará o no controlado el poder del gobierno, son:

1) el deseo relativo por parte de la población de imponerle limites al poder del gobierno;
2) la fuerza relativa de las organizaciones e instituciones independientes para quitarle colectivamente los recursos que
necesita el poder; y
3) la relativa capacidad por parte de la población de negarle su consentimiento y apoyo.
Centros de poder democrático
Una de las características de la sociedad democrática es que existe
una multitud de grupos e instituciones nogubernamentales. Ellas
incluyen, por ejemplo, la familia, las organizaciones religiosas, las
asociaciones culturales, clubes deportivos, instituciones económicas,
sindicatos, instituciones estudiantiles, partidos políticos, pueblitos,
asociaciones de colonos, clubes de jardinería, organizaciones de
derechos humanos, grupos musicales, sociedades literarias y otras.
Estos cuerpos son importantes porque establecen sus propios
objetivos y también porque ayudan a satisfacer las necesidades de
la sociedad.

Además, estos cuerpos tienen un gran significado político.
Suministran las bases grupales e institucionales para que la gente
pueda ejercer su influencia en la sociedad y resistir la de otros grupos
o del gobierno cuando éstos claramente se inmiscuyan injustamente
en sus intereses, actividades y propósitos. Los individuos aislados
que no son miembros de estos grupos, por lo general se hallan
incapacitados para producir un impacto significativo en la sociedad,
mucho menos en el gobierno, y ciertamente no en una dictadura.

Por lo tanto, si la autonomía y libertad de tales cuerpos puede
ser suprimida por los dictadores, la población quedará relativamente
indefensa. Además, si estas instituciones pueden ser controladas
dictatorialmente por el poder central, o sustituidas por otras bajo
control de aquél, podrán ser utilizadas para controlar tanto a los
miembros individuales de éstas como a las áreas correspondientes
de la sociedad.
No obstante, si la autonomía y libertad de estas instituciones
civiles independientes (fuera del control gubernamental) se pueden
mantener o recuperar, éstas serán de suma importancia para la
aplicación del desafío político. El rasgo común en los ejemplos
citados, donde las dictaduras han sido desintegradas o debilitadas,
ha sido la valiente aplicación masiva del desafío político por la
población y sus instituciones.

Como hemos afirmado, estos centros de poder sirven de bases
institucionales desde las cuales la población puede ejercer presión o
resistir los controles dictatoriales. En el futuro, serán una base
estructural indispensable para una sociedad libre. El crecimiento
continuado y la independencia de las mismas, por consiguiente, es
a menudo el requisito previo para el triunfo de una lucha de
liberación.

Si la dictadura ha tenido éxito en destruir o controlar los cuerpos
independientes de la sociedad, será importante para los que ofrezcan
resistencia, crear nuevos grupos sociales e instituciones
independientes, o tratar de recuperar el control de los cuerpos
sociales supervivientes o de los parcialmente controlados. Durante
la revolución húngara de 1956-57, apareció una multitud de "concejos
de democracia directa", que llegaron a juntarse inclusive para
establecer durante varias semanas todo un sistema federal de
instituciones y gobierno. En Polonia, durante las postrimerías de
1980, los trabajadores mantuvieron sindicatos ilegales de Solidaridad
y, en algunos casos, tomaron el control de los sindicatos oficiales
dominados por los comunistas. Algunos de estos procesos
institucionales pueden tener consecuencias políticas muy
importantes.

Por supuesto, nada de esto significa que sea fácil debilitar o
destruir una dictadura, ni que cualquier intento de hacerlo tendrá
éxito. Desde luego no quiere decir que la lucha estará libre de
víctimas, porque los que todavía estén sirviendo a la dictadura van
a contraatacar en un esfuerzo por obligar a la población a regresar a
la cooperación y la obediencia.


Sin embargo, esta nueva percepción del poder significa, que la desintegración deliberada de una dictadura es posible. Las dictaduras, en particular, tienen características específicas que las hacen
vulnerables al desafío político diestramente implementado.


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