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domingo, 16 de junio de 2013

¿Para qué sirve observar las elecciones? Los retos de la observación internacional |

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EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

¿Para qué sirve observar las elecciones? Los retos de la observación internacional

Según el Informe de la Comisión Global sobre Elecciones, Democracia y Seguridad, en los últimos veinte años más de 50 países han adoptado la democracia como sistema de gobierno y desde el año 2000 solo once no han celebrado elecciones[1]. Estas cifras reflejan la existencia de un consenso casi global de que éstas son el medio más adecuado para acceder al poder político, y la celebración de elecciones democráticas son una condición necesaria e instrumental de todo proceso democrático.
Un nuevo consenso asigna un papel fundamental a la observación electoral, tanto nacional como internacional, en el proceso de construcción democrática. Las transiciones democráticas y los avances experimentados en materia de organización de elecciones han ido acompañados del surgimiento de nuevos desafíos -tales como equidad en el acceso al financiamiento político, la cobertura equitativa de medios de comunicación y la participación de grupos subrepresentados, entre otros-, a los cuales se ven enfrentados los procesos electorales y, consecuencia de ello, la observación electoral.
Tradicionalmente, las Misiones de Observación Electoral (MOE) se habían enfocado en la detección y/o disuasión del fraude así como en la promoción de la confianza y transparencia en el proceso. Esta modalidad ‘tradicional’ se ligaba al propósito de contribuir a generar condiciones para la celebración de elecciones limpias y transparentes cuyo alcance se concentraba alrededor de la jornada electoral, utilizando como metodología el despliegue masivo de observadores en el día de los comicios.
SONY DSCAl haberse profesionalizado la organización de elecciones y reducido las incidencias de elecciones fraudulentas, se ha comenzado a adoptar un modelo de observación más ‘moderno’ (y también más profesional), que prioriza la observación de la calidad de la elección (más que de la elección misma). Esta segunda modalidad valora las condiciones existentes en la etapa pre-electoral, específicamente en relación al nivel de inclusividad del proceso electoral y las condiciones de equidad en la competencia. Por tanto, ya no se trata de llegar unos días antes del día de la elección, sino de monitorear varios meses antes las condiciones en las que se da la competencia y la movilización del voto (así como también el comportamiento de los diferentes actores en todo el proceso).
Una revisión de los informes de las Misiones de Observación de la OEA sugiere preguntar: ¿En qué medida fueron superados los problemas vinculados al día de la elección? ¿Son, hoy en día, las elecciones mayormente limpias y libres? ¿Confían los ciudadanos en sus instituciones electorales? Si lo hacen, ¿esto es suficiente como para motivar a los ciudadanos a ejercer masivamente el derecho al sufragio?
La limpieza de las elecciones supone dos elementos básicos: el respeto por la integridad de las preferencias del votante y el registro exacto de aquellas preferencias. Una elección democrática requiere, por un lado, que los votantes deban poder sufragar sin presiones externas, intimidación o miedo a represalias y, por el otro, que sus votos sean contados y/o tabulados de manera imparcial y exacta. Respecto a lo primero, aún se siguen observando en países de la región situaciones de violación del derecho al voto secreto, compra de cédulas y de votos, y presencia de activistas políticos haciendo campaña, prácticas que ocurren usualmente en los locales de votación y en los lugares de ubicación de las mesas y que atentan directamente contra el derecho del elector a ejercer su derecho de manera libre y sin presiones. En lo concerniente al registro de las preferencias de los votantes, un aspecto importante tiene relación con el respeto a los protocolos de votación, el conteo de votos y los mecanismos para resolver impugnaciones. Aunque pareciera que esto ha sido superado, en el 44% de los informes preparados por estas MOE en América Latina, entre los años 2000 y 2011, el proceso de escrutinio y contabilización de resultados es señalado como una materia que aún debe mejorarse.
La opinión que tiene la ciudadanía respecto de sus autoridades electorales y la transparencia con la que éstas llevan adelante las elecciones se relaciona directamente con el respaldo a largo plazo que manifiestan respecto a la democracia. No obstante el relativo consenso respecto de la legitimidad de la democracia como sistema de gobierno, existe un alto número de ciudadanos que no confía en los procesos electorales (Latinobarómetro 2012). De acuerdo al reporte 2010 del Barómetro de las Américas, un 35,65% de los ciudadanos de la región confiaban poco o nada en las elecciones de su país[2]. Si se analiza la confianza que tienen los ciudadanos respecto de sus autoridades electorales, el panorama no parece mejorar.
papeletasDe acuerdo a información recopilada por la OEA, en aquellos casos donde se cuenta con datos disponibles, la confianza que tienen las ciudadanas y ciudadanos en sus órganos electorales no sobrepasa el 14%. Por el contrario, en promedio, alrededor de un 50% de los encuestados manifiestan una baja o nula confianza en las autoridades electorales. A la luz de la evidencia, incluso en contextos donde las autoridades gozan de extraordinaria reputación, la credibilidad de los sistemas electorales y de la administración electoral se prueba ante cada elección[3]. Considerando que uno de los objetivos clave de la observación internacional es colaborar, de manera constructiva, a fortalecer la confianza del electorado, el desplazamiento de Misiones de Observación adquiere vigencia en múltiples contextos de manera permanente[4].
La observación electoral de la OEA ha identificado falencias y problemas recurrentes relacionados con la limpieza de las elecciones que hacen relevante el desplazamiento masivo de observadores. Adicionalmente, el efecto acumulado de la decreciente confianza electoral de los ciudadanos hace necesaria la presencia de la observación electoral tanto en la etapa pre-electoral como en el día de la elección. El acceso a los medios de comunicación, o la regulación de campañas y otros aspectos estructurales de una elección, también son relevantes para el funcionamiento de la democracia.
Es por todo lo anterior que la observación electoral debe consolidar un enfoque que resguarde no solo la limpieza sino también la inclusividad y competitividad de las elecciones, asumiendo los nuevos retos a partir de la presencia de Misiones de Observación de largo plazo para observar aspectos como el acceso a medios de comunicación, la participación de hombres y mujeres, y el financiamiento de las campañas, a fin de tener elecciones cada vez más democráticas.

[1] Global Commission on Elections, Democracy and Security, “Profundizando la democracia: una estrategia para mejorar la integridad electoral en el mundo”. Informe de la Comisión Global sobre Elecciones, Democracia y Seguridad”. Kofi Annan Foundation e IDEA International, 2012.
[2] http://www.vanderbilt.edu/lapop/free-access.php
[3] Ver por ejemplo informe de Proyecta América para elecciones municipales 2012 en Chile. Ante la pregunta “Pensando en las últimas elecciones en Chile, ¿qué tan honestas fueron con respecto al conteo y reporte de los votos?’ el porcentaje de personas que calificaron de “muy honestas” o “algo honestas” disminuyó desde un 57% para las elecciones presidenciales de 2010 a un 7%.
[4] Kelley, Judith. 2002. Monitoring Democracy: When International Election Observation Works, and Why It Often Fails.  Princeton University Press: Princeton, New Jersey.

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