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jueves, 23 de enero de 2014

Protesta de Holguín define un nuevo tipo de contestación en Cuba

Protesta de Holguín define un nuevo tipo de contestación en Cuba



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



Por eso Fidel le dijo a Huber Matos que si tenian Independencia económica los cubanos querrian después independencia política. Había que mantenerlos en la Miseria 

Protesta de Holguín define un nuevo tipo de contestación en Cuba

La de Holguín
parece haber sido una manifestación de gente corriente, espontánea,
harta de que se le pongan piedras en las ruedas, demuestra que hay
cierta pérdida de miedo entre aquellos que no dependen del sector
estatal






Protesta de cuentapropistas en Holguín
Protesta de cuentapropistas en Holguín



Joan Antoni Guerrero Vall
La última protesta
de cuentapropistas indignados en Holguín puede que sea la primera de un
nuevo tipo de contestación en Cuba. Una reivindicación que nace desde
dentro del sistema y, aparentemente, sin una intención explícita de
subvertirlo (en el vídeo de la protesta que se ha filtrado se escucha
“abajo el desempleo, queremos trabajar”). Sería pues la expresión de una
nueva clase en el país, la de aquellos que intentan sacar adelante sus
economías personales recurriendo a ese espacio privado que el régimen ha
abierto, pero lleno de regulaciones rallando en el absurdo, y con todo
tipo de impedimentos que lo hacen, en la práctica, muy poco rentable e
insostenible. El llamado “proceso de actualización” que promueve el
gobierno cubano es, a todas luces, algo que le queda pequeño a Cuba, un
país que necesita cambios mucho más profundos, reales e intensos, no
solo en lo económico, también en lo político. En caso contrario, parece
que lo único que realmente logrará crear ese gobierno es más
frustración, más dependencia de subsidios familiares desde el exterior y
más ansias de abandonar el país.



La de Holguín parece haber sido una manifestación de gente corriente,
espontánea, harta de que se le pongan piedras en las ruedas, demuestra
que hay cierta pérdida de miedo entre aquellos que no dependen del
sector estatal, pero que, en su actividad privada, dependen mucho de las
decisiones que se tomen en esa esfera superior, controlada por algunos
que son totalmente ajenos a los verdaderos problemas del sector privado.
Estas son probablemente el tipo de protestas a las que el gobierno
cubano tiene mucho más miedo que de las que sean organizadas por la
oposición, ya que las últimas ya las tienen bien enmarcadas y
controladas con todo el aparato represivo experimentado por años y años
de funcionamiento. Es en esta generación espontánea de situaciones no
esperadas, fuera del círculo disidente conocido, donde el régimen se
puede sentir más nervioso y vulnerable.



Ha sido interesante la reacción mediática a las protestas en Holguín.
Básicamente la respuesta ha sido, como es normal, el silencio por parte
de los medios oficiales del régimen. La información empezó a correr por
las redes sociales a través de organizaciones opositoras con enlaces en
el exterior. Una manifestación del calibre de la de Holguín tendría poca
importancia comparada con las manifestaciones que se producen
actualmente en todo el mundo pero, en el contexto de Cuba, es un paso
adelante. La presión en las calles ha sido clave para conseguir cambios
políticos en todo el mundo. Cuba no va a ser menos. Ayer gritaban en
Holguín “abajo el desempleo, queremos trabajar”. Si el gobierno no da
respuesta a estas demandas quizás pronto se escuchará también en Cuba
aquello que se canta desde hace tiempo en muchas protestas en España:
“Si esto no se arregla, guerra guerra guerra”.



Si los medios oficiales cubanos no hacieron ni la más mínima mención a
la protesta, la reacción en los blogs del oficialismo no se hizo
esperar. Los blogs cubanos amparados por el gobierno actúan como
parachoque ante cualquier “crisis”. Desde La Habana, la reacción de los
periodistas o agentes progubernamentales autodenominados como
periodistas, no se ven impelidos a viajar al lugar de los hechos, ni a
entrevistar a los protagonistas, ni tan solo a pedir explicaciones a las
autoridades. Está claro que ese “protocolo” de actuación periodística
normal resultaría en Cuba un acto de desobediencia grave frente a las
autoridades, por lo que siempre será más fácil mantenerse en esa
posición de propagandista oficial, echando balones fuera y corriendo ese
tupido velo mediático que encuentra una explicación a todo en base a
mencionar a los grupos contrarrevolucionarios, Miami, Estados Unidos o
la CIA.



Con el transcurso de los meses y años va quedando más claro que los
“cambios en Cuba” ese proyecto de “actualización del proceso” no son
cambios para mejorar, sino más bien para contener, fue así como el
régimen castrista compró tiempo. Y quien se percata mejor que nadie de
ello es el pueblo cubano que lo sufre, como estos cuentapropistas que
quieren trabajar y vivir tranquilos. En este momento resulta incierto
pensar que Raúl Castro pueda llegar al final de su mandato (quiere
dejarlo en el 2018) manteniendo la situación tal y como está. Las
costuras de su proceso se resquebrajan y cada día se resquebrajarán más.
El mundo cambia y esa inercia es lo que probablemente se llevará por
delante la Revolución cubana. Tarde o temprano.

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