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sábado, 29 de marzo de 2014

De cómo Fidel Castro veía la Democracia después de atacar al Moncada.. - Julio Cesar Morales

(14) Dichoso este joven abogado que se enfrento a... - Julio Cesar Morales



 EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



Dichoso
este joven abogado que se enfrento a Batista y no al Comandante, el que
se atreva hoy en Cuba a leer estos fragmentos de La Historia me
Absolverá lo acusan de opositor, traidor a la patria y asalariado del
imperialismo.


Algunos Fragmentos de La Historia me Absolverá .

“ Por otro lado, los militares están padeciendo una tiranía peor que
los civiles. Se les vigila constantemente y ninguno de ellos tiene la
menor seguridad en sus puestos: cualquier sospecha injustificada,
cualquier chisme, cualquier intriga, cualquier confidencia es suficiente
para que los trasladen, los expulsen o los encarcelen des honrosamente.
¿No les prohibió Tabernilla en una circular conversar con cualquier
ciudadano de la oposición, es decir, el noventa y nueve por ciento del
pueblo?... ¡Qué desconfianza!... .. lo que le importa a Batista no es
proteger al Ejército, sino que el Ejército lo proteja a él;


“ El
problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema
de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y
el problema de la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a
cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos,
junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia
política.
Quizás luzca fría y teórica esta exposición, si no se
conoce la espantosa tragedia que está viviendo el país en estos seis
órdenes, sumada a la más humillante opresión política”


…De tanta miseria solo es posible librarse con la muerte; y a eso si los ayuda el Estado: a morir”.

“Cuba podría albergar espléndidamente una población tres veces mayor,
no hay razón pues para que exista miseria entre sus actuales habitantes.
Los mercados debieran estar abarrotados de productos; las despensas de
las casas debieran estar llenas; todos los brazos podrían estar
produciendo laboriosamente. No eso no es inconcebible. Lo inconcebible
es que haya hombres que se acuesten con hambre mientras quede una
pulgada de tierra sin sembrar;…lo inconcebible es que la mayoría de las
familias de nuestros campos están viviendo en peores condiciones que los
indios que encontró Colón al descubrir la tierra más hermosa que ojos
humanos vieron”.
“ Tan grave o peor es la tragedia de la vivienda.
Hay en Cuba doscientos mil bohíos y chozas; cuatrocientas mil familias
del campo y de la ciudad viven hacinadas en barracones, cuarterías y
solares sin las más elementales condiciones de higiene y salud; dos
millones doscientas mil personas de nuestra población urbana pagan
alquileres que absorben entre un quinto y un tercio de sus ingresos; y
dos millones ochocientas mil de nuestra población rural y suburbana
carecen de luz eléctrica.


''Las cosas que afirmó el dictador
desde el polígono del campamento de Columbia, serían dignas de risa si
no estuviesen tan empapadas de sangre. Dijo que los atacantes eran un
grupo de mercenarios entre los cuales había numerosos extranjeros; dijo
que la parte principal del plan era un atentado contra él —él, siempre
él—, ''….......


'' Os voy a referir una historia. Había una vez
una república. Tenía su Constitución, sus leyes, sus libertades,
Presidente, Congreso, tribunales; todo el mundo podría reunirse,
asociarse, hablar y escribir con entera libertad. El gobierno no
satisfacía al pueblo, pero el pueblo podía cambiarlo y ya sólo faltaban
unos días para hacerlo. Existía una opinión pública respetada y acatada y
todos los problemas de interés colectivo eran discutidos libremente.
Había partidos políticos, horas doctrinales de radio, programas
polémicos de televisión, actos públicos, y en el pueblo palpitaba el
entusiasmo. Este pueblo había sufrido mucho y si no era feliz, deseaba
serlo y tenía derecho a ello. Lo habían engañado muchas veces y miraba
el pasado con verdadero terror. Creía ciegamente que éste no podría
volver; estaba orgulloso de su amor a la libertad y vivía engreído de
que ella sería respetada como cosa sagrada; sentía una noble confianza
en la seguridad de que nadie se atrevería a cometer el crimen de atentar
contra sus instituciones democráticas. Deseaba un cambio, una mejora,
un avance, y lo veía cerca. Toda su esperanza estaba en el futuro
¡Pobre pueblo! ''




Cuba está sufriendo un cruel e ignominioso despotismo, y vosotros no
ignoráis que la resistencia frente al despotismo es legítima; éste es un
principio universalmente reconocido y nuestra Constitución de 1940 lo
consagró expresamente en el párrafo segundo del artículo 40: "Es
legítima la resistencia adecuada para la protección de los derechos
individuales garantizados anteriormente." Más, aun cuando no lo hubiese
consagrado nuestra ley fundamental, es supuesto sin el cual no puede
concebirse la existencia de una colectividad democrática. El profesor
Infiesta en su libro de derecho constitucional establece una diferencia
entre Constitución Política y Constitución Jurídica, y dice que "a veces
se incluyen en la Constitución Jurídica principios constitucionales
que, sin ello, obligarían igualmente por el consentimiento del pueblo,
como los principios de la mayoría o de la representación en nuestras
democracias". El derecho de insurrección frente a la tiranía es uno de
esos principios que, esté o no esté incluido dentro de la Constitución
Jurídica, tiene siempre plena vigencia en una sociedad democrática. El
planteamiento de esta cuestión ante un tribunal de justicia es uno de
los problemas más interesantes del derecho público. Duguit ha dicho en
su Tratado de Derecho Constitucional que "si la insurrección fracasa, no
existirá tribunal que ose declarar que no hubo conspiración o atentado
contra la seguridad del Estado porque el gobierno era tiránico y la
intención de derribarlo era legítima". Pero fijaos bien que no dice "el
tribunal no deberá", sino que "no existirá tribunal que ose declarar";
más claramente, que no habrá tribunal que se atreva, que no habrá
tribunal lo suficientemente valiente para hacerlo bajo una tiranía. La
cuestión no admite alternativa; si el tribunal es valiente y cumple con
su deber, se atreverá.
Pronunciado por Fidel Castro en el juicio del Moncada, el 16 de octubre de 1953
Dichoso este joven abogado que se enfrento a Batista y no al Comandante, el que se atreva hoy en Cuba a leer estos fragmentos de La Historia me Absolverá lo acusan de opositor, traidor a la patria y asalariado del imperialismo.

Algunos Fragmentos de La Historia me Absolverá . 
“ Por otro lado, los militares están padeciendo una tiranía peor que los civiles. Se les vigila constantemente y ninguno de ellos tiene la menor seguridad en sus puestos: cualquier sospecha injustificada, cualquier chisme, cualquier intriga, cualquier confidencia es suficiente para que los trasladen, los expulsen o los encarcelen des honrosamente. ¿No les prohibió Tabernilla en una circular conversar con cualquier ciudadano de la oposición, es decir, el noventa y nueve por ciento del pueblo?... ¡Qué desconfianza!... .. lo que le importa a Batista no es proteger al Ejército, sino que el Ejército lo proteja a él; 
     
“ El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política.
Quizás luzca fría y teórica esta exposición, si no se conoce la espantosa tragedia que está viviendo el país en estos seis órdenes, sumada a la más humillante opresión política”

…De tanta miseria solo es posible librarse con la muerte; y a eso si los ayuda el Estado: a morir”.
“Cuba podría albergar espléndidamente una población tres veces mayor, no hay razón pues para que exista miseria entre sus actuales habitantes. Los mercados debieran estar abarrotados de productos; las despensas de las casas debieran estar llenas; todos los brazos podrían estar produciendo laboriosamente. No eso no es inconcebible. Lo inconcebible es que haya hombres que se acuesten con hambre mientras quede una pulgada de tierra sin sembrar;…lo inconcebible es que la mayoría de las familias de nuestros campos están viviendo en peores condiciones que los indios que encontró Colón al descubrir la tierra más hermosa que ojos humanos vieron”.
“ Tan grave o peor es la tragedia de la vivienda. Hay en Cuba doscientos mil bohíos y chozas; cuatrocientas mil familias del campo y de la ciudad viven hacinadas en barracones, cuarterías y solares sin las más elementales condiciones de higiene y salud; dos millones doscientas mil personas de nuestra población urbana pagan alquileres que absorben entre un quinto y un tercio de sus ingresos; y dos millones ochocientas mil de nuestra población rural y suburbana carecen de luz eléctrica. 

''Las cosas que afirmó el dictador desde el polígono del campamento de Columbia, serían dignas de risa si no estuviesen tan empapadas de sangre. Dijo que los atacantes eran un grupo de mercenarios entre los cuales había numerosos extranjeros; dijo que la parte principal del plan era un atentado contra él —él, siempre él—, ''….......

'' Os voy a referir una historia. Había una vez una república. Tenía su Constitución, sus leyes, sus libertades, Presidente, Congreso, tribunales; todo el mundo podría reunirse, asociarse, hablar y escribir con entera libertad. El gobierno no satisfacía al pueblo, pero el pueblo podía cambiarlo y ya sólo faltaban unos días para hacerlo. Existía una opinión pública respetada y acatada y todos los problemas de interés colectivo eran discutidos libremente. Había partidos políticos, horas doctrinales de radio, programas polémicos de televisión, actos públicos, y en el pueblo palpitaba el entusiasmo. Este pueblo había sufrido mucho y si no era feliz, deseaba serlo y tenía derecho a ello. Lo habían engañado muchas veces y miraba el pasado con verdadero terror. Creía ciegamente que éste no podría volver; estaba orgulloso de su amor a la libertad y vivía engreído de que ella sería respetada como cosa sagrada; sentía una noble confianza en la seguridad de que nadie se atrevería a cometer el crimen de atentar contra sus instituciones democráticas. Deseaba un cambio, una mejora, un avance, y lo veía cerca. Toda su esperanza estaba en el futuro 
¡Pobre pueblo! ''

 
Cuba está sufriendo un cruel e ignominioso despotismo, y vosotros no ignoráis que la resistencia frente al despotismo es legítima; éste es un principio universalmente reconocido y nuestra Constitución de 1940 lo consagró expresamente en el párrafo segundo del artículo 40: "Es legítima la resistencia adecuada para la protección de los derechos individuales garantizados anteriormente." Más, aun cuando no lo hubiese consagrado nuestra ley fundamental, es supuesto sin el cual no puede concebirse la existencia de una colectividad democrática. El profesor Infiesta en su libro de derecho constitucional establece una diferencia entre Constitución Política y Constitución Jurídica, y dice que "a veces se incluyen en la Constitución Jurídica principios constitucionales que, sin ello, obligarían igualmente por el consentimiento del pueblo, como los principios de la mayoría o de la representación en nuestras democracias". El derecho de insurrección frente a la tiranía es uno de esos principios que, esté o no esté incluido dentro de la Constitución Jurídica, tiene siempre plena vigencia en una sociedad democrática. El planteamiento de esta cuestión ante un tribunal de justicia es uno de los problemas más interesantes del derecho público. Duguit ha dicho en su Tratado de Derecho Constitucional que "si la insurrección fracasa, no existirá tribunal que ose declarar que no hubo conspiración o atentado contra la seguridad del Estado porque el gobierno era tiránico y la intención de derribarlo era legítima". Pero fijaos bien que no dice "el tribunal no deberá", sino que "no existirá tribunal que ose declarar"; más claramente, que no habrá tribunal que se atreva, que no habrá tribunal lo suficientemente valiente para hacerlo bajo una tiranía. La cuestión no admite alternativa; si el tribunal es valiente y cumple con su deber, se atreverá.
Pronunciado por Fidel Castro en el juicio del Moncada, el 16 de octubre de 1953

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