Un cubano dedico una carta abierta a Raúl Castro con motivo de la visita de Obama a Cuba, aquí se las dejamos.
Sr. General de Ejército:
No sé quién lo asesora en protocolo y diplomacia, ni qué motivos tuvo
para no estar hoy en la escalerilla del avión presidencial de Barak
Obama. No encuentro razones suficientes ni creo que ninguna negociación
de este viaje haya condicionado su ausencia en Boyeros esta tarde
lluviosa. Pero su actitud hoy acaba de destruir la poca credibilidad y
buen juicio que le quedaba a su “generación histórica”.
Hace unos años, cuando se debatía en Cuba su ascenso a la dirigencia
del país (PCC, Parlamento y Estado inicialmente) yo dije públicamente
que consideraba que su pragmatismo sería bueno para promover los cambios
necesarios. Conocía su estrategia para perfeccionar el sistema
empresarial militar y la idea de extenderlo al resto de la economía
cubana. Creía y creo que su imagen de padre de familia y la manera poco
tradicional de sus discursos y alegatos, refrescarían el ambiente
político de la isla y acercaría la opinión del pueblo a los gestores del
poder.
Han pasado ya varios años, sus propuestas no maduran, sus cambios
demoran, su política no renueva nada y Cuba cae y cae nuevamente en una
espiral que todos sabemos dónde terminará. En medio de todo esto, usted
restablece las relaciones con los Estados Unidos, reabre embajadas, se
reúne con Obama y logra que el primer presidente negro en la historia
americana aterrice este domingo en La Habana… y, entonces, usted no
aparece a recibirlo y se niega, a usted mismo, el mérito inapreciable de
estrechar esas manos y decirle a nuestro pueblo y al mundo que todo ha
terminado y que ha vencido la diplomacia, el diálogo y el respeto mutuo.
Usted hoy se ha borrado de los libros de historia, ha traicionado todo
lo que hizo por este encuentro y, lo peor, ha traicionado a los millones
de cubanos que esperábamos verle allí y cerrar por fin,
responsablemente, este capítulo nefasto en la historia de los dos
países.
Obama y su equipo prepararon una visita absolutamente amistosa.
Trabajaron en los medios para demostrar que respetaba al pueblo cubano y
respetaba sus decisiones políticas, filosóficas, económicas y hasta su
idiosincrasia. Demostró que lo respetaba a usted como hombre y como
presidente y viajó con toda su familia y salió del avión con ella,
sombrilla en mano, en un gesto de humildad y respeto digno de resaltar.
¿Dónde estaba usted? ¿Por qué decidió humillarnos así? ¿Cuál es su
concepto de la diplomacia, de la hospitalidad, de la dignidad? ¿Cómo
espera que un pueblo lo siga cuando usted no sigue el palpitar de ese
pueblo?
Su actitud hoy ha sido, por lo menos, obtusa. ¿Qué bolá contigo, Raúl?
Oscar Llanes Gómez

Periodista