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domingo, 27 de marzo de 2016

La visita de Barack Obama a Cuba Por Dr. Darsi Ferret. En Privado se rajó como una Yuca

(1) Darsi Ferret - La visita de Barack Obama a Cuba Por Dr. Darsi...



 EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



La visita de Barack Obama a Cuba

Por Dr. Darsi Ferret
Miami, Florida. 25 de marzo de 2016.

De terremoto político podría definirse la presencia del mandatario
norteamericano, Barack Obama, en Cuba. Su lapidario discurso al pueblo
cubano dejó al desnudo la obsolescencia del régimen castrista. LLevó al
plano de intragable la falacia de la cúpula gobernante de seguir
apelando a la retórica de la plaza sitiada y el enemigo externo para
justificar el total fracaso del modelo totalitario impuesto en 1959, aún
vigente.
Obama hizo gala de sus dotes como brillante orador.
También fue incisivo en mostrarse conciliador no solo con el gobierno y
sus dirigentes, sino al extenderse a la relación con representantes del
pueblo llano. Así lo ilustra su cena en una paladar de Centro Habana, el
encuentro con varios opositores, o su participación en el programa
humorístico de “Panfilo”.
En relación con Cuba, ¿qué otra carta
le queda a la máxima figura de la Casa Blanca por jugar? Prácticamente
ninguna, todas las de calado han sido puestas sobre la mesa. Ahora la
pelota está, sin lugar a dudas, en el campo de los Castro. Le toca al
octogenario Raúl decidir si se arriesga y avanza de la mano de EEUU
hasta el despeñadero, o si se aferra al inmovilismo que le garantiza un
peor y más rápido final.
Y es que la Casa Blanca se puede dar el
lujo de que las negociaciones con la dictadura de La Habana se aborten a
la larga. EEUU tendría poco que perder, más allá del esfuerzo
infructuoso de pasar página a un conflicto bilateral que dura desde hace
cinco décadas.
Si la normalización de relaciones diplomáticas
llega a feliz puerto, desembocando en la implementación gradual de
aperturas y reformas democráticas, entonces el Departamento de Estado de
los EEUU podría desechar los planes de contingencia para responder
militarmente a un posible desplome abrupto de los Castro.
El
vacío de poder e inestabilidad en la isla sería una amenaza directa a la
seguridad nacional del vecino del Norte. Se verían obligados a lidiar
con un éxodo masivo de cientos de miles de cubanos tratando de llegar de
modo irregular a la Florida. Lo peor es que la isla pudiera ser
utilizada como refugio y base operativa por el narcotráfico y el
terrorismo internacional a escasas 90 millas.
Por lo pronto, ya
Obama consiguió con sus acciones sumar un componente importante al
legado que exhibirá cuando finalice su mandato el próximo año. También
desarmó de golpe y dejó sin argumentos el antiamericanismo propagado en
América Latina por los gobernantes populistas y representantes de la
izquierda.
En materia de política exterior, las medidas
adoptadas para Cuba representan un innegable triunfo del presidente
afroamericano. Hecho muy distinto al balance en el manejo realizado por
su administración en el caso de las crisis desatadas en el Medio Oriente
y el Norte de África. O el cuestionado acercamiento con Irán. Y su
débil actuación frente al desafío de la beligerante Rusia. Además de su
pésima estrategia en la lucha contra el terrorismo islámico.
En cambio, Raúl Castro no tiene alternativa. Salió corriendo a dejarse
caer en brazos de su antiguo enemigo como única tabla de salvación. Está
presionado por la indetenible caída del chavismo en Venezuela, la
profunda recesión económica que sufre China, la desfavorable situación
financiera de Rusia, la grave crisis y amenaza de desplome del gobierno
de Rousseff-Lula en Brasil, así como el atolladero en el que se
encuentran sus demás aliados populistas latinoamericanos.
La
sustentación del régimen castrista lo constituye primordialmente el
subsidio que aún le saca a la Patria de Simón Bolívar. El monto se
calcula entre 8 y 10 mil millones de dólares anuales. Estas voluptuosas
cifras corresponden al pago chavista por la prestación de servicios
médicos y de otros profesionales cubanos. Incluyen los beneficios por
concepto de reventa en el mercado internacional de una cantidad
importante de los cien mil barriles de petróleo que diariamente recibe
La Habana.
Las demás entradas de divisas al país representan
un complemento. Tal es el caso de las remesas familiares que se estiman
anualmente en unos 1.700 millones de dólares. El turismo apenas recoge
1.800 millones por año, lo que deja de ganancia neta unos 700 millones,
no más que eso. La venta de níquel, tabaco, ron, medicamentos y alguna
que otra bobería restante no llega a los 3.500 millones.
Y es
que similar a la dinastía de los Kim en Corea del Norte, los Castro
nunca tuvieron talento para construirse una economía que los hiciera
autosustentables. Según datos publicados en el 2013 por la Oficina
Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), el déficit comercial de
la isla, representado por exportaciones-importaciones, era de 9.500
millones. Hoy el cuadro es más caótico, porque ha seguido decreciendo la
producción para las exportaciones y aumentando las necesidades de
importación.
Si se quedan parados en el andén y dejan pasar el
tren norteamericano, los Castro pierden su última oportunidad de
sostenerse por más tiempo en el poder, salvar el pellejo y garantizar la
conservación para sus herederos de gran parte de las riquezas usurpadas
al pueblo cubano. Cayendo el tambaleante gobierno de Nicolás Maduro
desaparece de golpe el subsidio. Sin ese dinero, para Cuba llega el
colapso económico y financiero que empujará al estallido social. No hay
otro derrotero.
Hasta ahora, la fórmula que utiliza el mandamás
dueño de la finca castrista se asemeja a una ecuación cuadrática, o sea,
de las que se igualan a cero. El hombre sabe que está obligado a
dejarse llevar y bailar al compás de los EEUU, pero le aterra el sonido
de la música. Algo así como: “quiero pero no quiero”.
Es tan
errático el comportamiento de Raúl que pretende que la Casa Blanca lo
colme de concesiones solo ofreciendo algunas migajas. En resumen,
reclama que le levanten el embargo y le brinden regalías económicas,
financieras y comerciales. La posibilidad de que las grandes empresas de
telecomunicaciones estadounidenses provean a la isla de la
infraestructura moderna del Internet de alta velocidad no está dentro de
sus planes. Tampoco el asumir cambios en la legislatura vigente que
reconozca derechos y libertades a los cubanos.
El paso de jicotea
y la resistencia a las necesarias reformas da la apariencia de que la
élite de la dictadura vive enajenada de la realidad. En menos de un año
Barack Obama concluye su gestión como presidente, y el que lo sustituya,
sea demócrata o republicano, no tendrá el interés o la urgencia de
dedicarse a un tema que es de la cosecha y cuyos frutos recogió otro.
Tampoco toman en cuenta la indetenible debacle económica, política y
social que sufre el gobierno de Nicolás Maduro. El sustituto de Hugo
Chávez está peor que un guanajo encima de un zinc caliente.

Barack Obama gana su osada apuesta materializada en el cambio de
política hacia Cuba con cualquier desenlace. Para Raúl Castro solo hay
dos caminos. Uno, es acceder al abrazo del oso hasta que pierda el
aliento apretado en su pecho. El otro, quedarse varado y seguir
atormentado con las imágenes de los momentos finales de Muanmar el
Gadafi en las calles de Libia. Estas son las únicas ofertas en el menú
cubano.


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