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sábado, 18 de junio de 2016

La Psicología de Saqueador #Venezuela Recuerden el Dakazo del 2013 Mano del Gobierno está detrás

Sociólogos coinciden en que el hambre y la rabia son el combustible de los saqueos



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



Dos sociólogos explicaron a
Runrun.es cómo estos actos están influidos por la necesidad de conseguir
comida o, al menos, bienes que puedan intercambiarse por obtener
alimentos. Consideran que lo saqueos no pueden ser vistos solo como
actos delincuenciales, aunque admiten que los criminales se valen de la
población que protesta para estimular estos actos vandálicos

@loremelendez


El estado Sucre lleva más de una
semana en los titulares de las noticias nacionales. Protestas, cierre de
vías y saqueos han pasado a ser la expresión de un pueblo que se cansó
de comer mangos y arenques. La tensión llegó a su nivel máximo este
martes 14 de junio, cuando Cumaná, la capital de la entidad, fue el
epicentro de actos vandálicos que se prolongaron durante horas y dejaron
como saldo un muerto, 400 detenidos y decenas de comercios saqueados en
al menos ocho zonas distintas de la ciudad.

El reporte de la sección Sucre del
Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) arrojó un dato clave.
Aunque hubo mucha participación popular en los saqueos, quienes los
iniciaron fueron, en gran medida, grupos delincuenciales que se
infiltraron en las manifestaciones.

“En esta gran obra del hambre, la
población es el coro y quienes llevan la voz cantante son los que están
entrenados en violencia y delito. Una persona normal no se atreve a
romper un vidrio. Pero si llega otra persona que lo rompe, entra al
sitio y saca algo, el padre de familia que tiene hambre también entra y
busca comida”, afirmó Roberto Briceño León, sociólogo y director del
OVV.


Pero la actuación de los delincuentes
en estos saqueos no elimina una de sus motivaciones principales. Para
dos sociólogos especialistas en temas de violencia, lo sucedido en Sucre
es una expresión más de la rabia y la impotencia que se siente en el
país a raíz de la escasez de comida. Esto a su vez se asocia con los más
de 200 saqueos y conatos de saqueos que se han producido en el país en
lo que va de año. Sólo en mayo se contabilizaron 86 sucesos contra
supermercados, mercados populares, depósitos y transportes de alimentos.

“El saqueo no se puede ver sólo como
un acto delincuencial. Los criminales se valen de la población que
protesta y se molesta porque no tiene comida en su casa aún teniendo
dinero en el bolsillo. Los ladrones también tienen hambre y roban al
igual que lo hicieron los policías en Cumaná y como lo hizo cualquiera.
Estamos en un nivel de sobrevivencia y esta es una lucha descarnada. Ese
es el comportamiento del ser humano y del animal que tiene que
garantizar la comida a la familia y los hijos”, explicó Briceño León.

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El sociólogo apuntó que en los
comercios afectados hubo destrozos más allá de lo necesario. “Eso está
relacionado con la inmensa molestia de la población por los abusos del
Estado en la distribución. Lo que pasó en Cerezal –donde hubo protestas
durante tres días y murió un joven de 21 años a causa de la represión de
las fuerzas de seguridad– , el hecho de que no llegaba la comida de los
Comités Locales de Almacenamiento y Producción (Clap), causa una
irritación que provoca estas situaciones”, dijo.

En un comunicado del OVV, Briceño
León destacó que los CLAP constituían un mecanismo de exclusión social y
de segregación y que habían creado una “sensación de injusticia” en la
población.

“Los CLAP son una manera de generar
lealtad política mediante la distribución de la comida que deja fuera a
los no afectos al Gobierno que hoy son la inmensa mayoría. Son una forma
privada de distribución, porque los comités no son parte del Estado,
pero sí tienen filiación política. Vamos hacia una protesta y molestia
generalizada en el país con saqueos, estallidos y enfrentamientos cada
vez mayores, ante los cuales la única alternativa que le queda al
Gobierno es la represión”.


El momento de la tensión


Luis Cedeño, sociólogo y director de
la ONG Paz Activa, relaciona los saqueos con la tensión social del
momento actual, la cual está determinada por los medios que se utilizan
para conseguir un fin.

“En este caso –detalló– el fin es la
comida y el medio para obtenerla es el saqueo. Si el medio no está
disponible, si es inaccesible, la tensión se incrementa porque esto
significa que la gente no tiene los medios para alcanzar los fines”,
sentenció.

Dentro de su análisis, el
especialista incluyó otros factores que han impulsado los saqueos, como
la ausencia de la autoridad y la matriz de la guerra económica,
difundida desde el gobierno de Nicolás Maduro, que sitúa a los
comerciantes y empresarios como los culpables del desabastecimiento y
los altos precios. Por eso son ellos quienes sufren los ataques.

El “homo economicus” saquea


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En cada saqueo, señaló Cedeño, hay promotores que incitan al acto
vandálico. Estos suelen ser individuos que están fuera de la ley, tal
como los que actuaron en Cumaná. Hay otros que son observadores, que
están alrededor de los primeros y que pueden decidir el siguiente rol a
cumplir en el momento. “Es ahí cuando se desdibujan los niveles morales,
cuando bajan los niveles de tolerancia y se decide si se participa o no
en el saqueo”, recalcó el especialista. Por último, hay otros que en
lugar de actuar, permanecen como espectadores y sancionan o increpan a
los saqueadores para ejercer un control informal.

Pero incluso quienes saquean,
arrastrados o no por el comportamiento del grupo, lo hacen de una manera
racional. Allí influye la postura del “homo economicus”, término con el
que se
designa al ser humano como elemento del proceso de la producción y el intercambio de bienes económicos.

Es en ese proceso que la racionalidad
apunta no sólo hacia los bienes escasos, sino hacia aquellos que tienen
más valor. Por eso, Cedeño consideró que los saqueos a tiendas que no
venden productos alimenticios no pueden ser sacadas del contexto del
hambre que se sufre en el país. Al final, el bien que se robe podrá ser
también intercambiado por comida.

“En una situación de escasez como
esta, cualquier cosa tiene un valor intercambiable. Quien saquea tiene
un comportamiento racional, porque actúa para conseguir comida para
lograr la sobrevivencia. Lo que no es racional es el daño excesivo que
se produce en ese momento”, completó Briceño León.


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