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domingo, 10 de julio de 2016

¿Aguantarán los cubanos otro "Periodo Especial? Lo dudamos 100%

'Especial' no debería ser negativo | Diario de Cuba



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



Todavía los cubanos que vivimos la experiencia de los años 90 con la
suficiente conciencia, recordamos los cortos "alumbrones" en que
contábamos con electricidad, las marejadas de bicicletas, el traumático
camello, el éxodo masivo del 94, el Maleconazo… con un escalofrío, y ya
se habla de un nuevo retroceso en la economía muy similar a aquella
pesadilla.

"¿Será verdad?", me pregunta mi vecina con ojos asustados. Un joven
nos asegura que sí, "estamos usando el petróleo del año que viene, así
que imagínate… de vuelta al 'Periodo Especial'".

Se me ocurre que lo dice así de simple por dos razones: porque nació a
mitad de los 90 y fueron sus padres quienes saborearon la crisis, y
porque en unos meses leerá las noticias sobre Cuba del otro lado del
mar.

Pero siempre me ha molestado que se hable del dolor colectivo tan
fácilmente, que se esconda la degeneración con eufemismos y que la
palabra "especial", solo porque se le ocurrió a alguien, de ser algo
"específico, idóneo" se convierta en sinónimo de lo indeseable.

Estoy convencida de que todavía no se han estudiado a plenitud los estragos de aquel fatídico "periodo" de la historia de Cuba.

La indudable elevación en los índices de divorcios, alcoholismo, drogadicción, delitos de agresión, suicidios, víctimas de enfermedades como la neuritis óptica, neuropatía, y otras derivadas de la desnutrición...

El aumento de la depresión, del número de víctimas fallecidas en
fallidos intentos de emigrar en balsas frágiles, por accidentes en
bicicletas, o asesinadas en asaltos por arrebatárseles el vehículo, o en
accidentes de tráfico a causa de los densos apagones donde los bicicleteros se veían forzados a transitar sin luces...

Niños con los pies mutilados por los rayos de las ruedas al viajar en las parrillas...

Carestía de medicamentos, (tan esenciales como la anestesia). El auge de la prostitución,
la proliferación de "disparadores" (hombres que se masturbaban en áreas
públicas porque carecían de recursos para atraer a las jóvenes que
preferían apostar por los turistas), delitos por acoso sexual o
violaciones...

El número de animales domésticos abandonados, de especies como los
gatos que fueron depredados para comer y sacrificados quién sabe con qué
horribles procedimientos...

Los índices disparados en el desvío de recursos, el crecimiento y
variedad de la adulteración de los productos comestibles. Recuerdo una
alerta difundida en algunas empresas que pedía no comprar chocolate en
polvo en el mercado negro porque se había detectado la venta de veneno
de ratón como chocolate. Y qué decir de las frazadas de piso camufladas
de bistec o el preservativo como queso. Se sabe bien que la gastronomía
estatal jamás volvió a ser la que era. Aún se evocan con nostalgia las
pizzas y dulces de los 80, el pan de cada día verdadero y consistente,
la larga lista de sabores en la heladería Coppelia...

La devastación de la moral, que convirtió el machismo en
proxenetismo, la infidelidad en cooperación financiera, la palabra
"robar" en "luchar", la normalización de los matrimonios por
conveniencia...

La homosexualidad por interés económico (los "pingueros" se
autodefinen heterosexuales pero se prostituyen con hombres por tarifas
específicas)...

Los daños demográficos. Todavía muchas jóvenes prefieren no parir, o parir fuera de la Isla. El envejecimiento poblacional.
Las incontables ausencias en el arte, la literatura, la ciencia…
Rostros y nombres borrados por obra del exilio, la edición de la
historia, la amnesia inducida...

Las numerosas y anónimas víctimas de la represión por denunciar la
realidad de una década tan "especial" que partió a Cuba en un antes y un
después, a pesar de que la terminación del "Periodo Especial" nunca se
anunció oficialmente...

La profundidad de una crisis de fe que aún palpita en todos los
cubanos: los que la vivimos, los que la heredaron en una sociedad
desfasada que amenaza con repetir la parálisis...

Habría que apuntar el detalle de que las aperturas económicas
emprendidas, aunque insuficientes, también dividieron la Isla en un
antes y un después. Que "nosotros, los de entonces, ya no somos los
mismos", y mucho menos las nuevas generaciones.

Y que a causa del acercamiento con EEUU, ahora no es posible contar
con una estampida autorizada en balsa como válvula de escape.



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