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sábado, 12 de agosto de 2017

¿Cómo se ven los cuentapropistas en cinco años?

El camino de los privados está lleno de incertidumbre

Viernes, agosto 11, 2017 | Ana León y Augusto César San Martín


LA HABANA, Cuba.- Tras el discurso ofrecido por Raúl Castro el pasado 14 de julio en el marco de la Asamblea Nacional del Poder Popular, era de esperarse una contracción en el sector privado. Las recientes medidas anunciadas sobre la suspensión temporal —definitiva en algunos casos— de licencias a los emprendedores, parecen indicar que la economía cubana comienza un proceso de "marcha atrás" bajo el pretexto, esgrimido por el gobierno, de evitar la acumulación de riquezas derivada del trabajo por cuenta propia.

El equipo de CubaNet conversó con los ciudadanos sobre lo que estas nuevas restricciones podrían significar para una economía que, según el propio Raúl Castro, continúa siendo tensa y en el ámbito doméstico definitivamente no mejora. La opinión general es que el sector privado debe continuar desarrollándose por la cantidad de empleos que genera y el rango de opciones que ofrece a los clientes, en comparación con las entidades estatales.

No faltan quienes consideran que el gobierno detuvo la carrera porque los emprendedores han ganado demasiada independencia, ampliando las brechas entre los estratos sociales que siempre han existido, pero hoy son mucho más visibles. El problema es que en la ofensiva contra el sector privado es más probable que se vean perjudicadas aquellas personas con modestas aspiraciones y no los que manejan grandes negocios, que crecieron ante los ojos y el beneplácito de las autoridades que todo lo saben.

Se habla de una nueva contraloría y organizar cooperativas controladas por el Estado, de iniciar una cacería de testaferros para evitar que el segmento emprendedor de la sociedad cubana continúe ganando independencia. No obstante, la corrupción imperante demuestra que ningún control puede realizarse a cabalidad sin que la porquería salpique a la más alta jerarquía de este país.

Vale preguntarse si la arremetida será únicamente contra negocios impulsados por gente que ha trabajado mucho o también sacudirá a esos misteriosos restaurantes que están siempre vacíos y no quiebran. Cualquier cubano no puede tener cinco bares o casas de renta. Semejante emporio es propio de gente privilegiada y, al menos en Cuba, los privilegiados son muy cercanos al poder político.

Si existe alguna concentración de riquezas, no está en manos del pueblo. Las cooperativas son el método más eficaz ideado por el gobierno para extorsionar a los obreros, que reciben pagos ínfimos mientras las sumas jugosas se reparten entre los contratistas y administradores. Cada mecanismo que se implementa solo busca garantizar la sujeción de los individuos al Estado, nunca su bienestar.

Por otro lado, es cierto que el auge del sector privado ha traído consigo mayor desabastecimiento y acaparamiento en los mercados. Es la consecuencia directa de una economía deformada, en crisis perenne, donde las necesidades básicas del pueblo se ven amenazadas por los requerimientos de un sector productivo en desarrollo.

El cese temporal de licencias es una maniobra de contención que permitirá al gobierno inventar nuevas regulaciones y asegurar que la riqueza pertenezca exclusivamente a la casta militar. No hay que olvidar que el crecimiento del sector privado estuvo motivado, en primer lugar, por la cantidad de trabajadores que "sobraron" hace varios años en sus centros laborales y encontraron empleo en la actividad económica por cuenta propia.

En aquel momento, el gobierno cubano vio en el sector privado la oportunidad de evitar un elevado índice de desempleo que pudiera provocar un levantamiento popular; mas nunca contempló la opción de brindarle mayor protagonismo en el rediseño de la sociedad, pues ello sería una amenaza al orden político vigente. Pocos emprendedores tienen un impacto real en su comunidad, y si alguno sobresale en este sentido, no falta un "seguroso" que llame a su puerta para recomendarle prudencia y mantener un perfil bajo.

Mientras no cambien las leyes y la Isla se mantenga bajo el control de los militares, el trabajo por cuenta propia será apenas una alternativa para aliviar —ligeramente, en la mayoría de los casos— la economía familiar. Los que manejan negocios de mayor envergadura pueden constatar una mejoría significativa en sus vidas, pero los pequeños emprendedores entrevistados por CubaNet a duras penas sobreviven en su quehacer y se muestran reacios a mirar el futuro con un optimismo sólido. No importa cuánto se esfuercen, la anhelada prosperidad siempre depende de las decisiones tomadas por alguien más.

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